
Prólogo: Parte I
Explicar la razón por la que el humano quiere ser héroe es tan fácil como sumar dos mas dos. Todo hombre ambiciona salvar el día se aplaudido y admirado por una multitud, ser el que controla, el indispensable, el ejemplo a seguir. El necesario para el bien. Por que él mismo significa el bien. Parece espléndido conseguir la aprobación por solo hacer unas cuantas piruetas y patear el trasero de los llamados "tipos malos". Eso inicia, por supuesto por un principio más bien sexista (machista o feminista, cualquiera de los dos) Sin embargo, uno no aprecia la vida hasta que se declara villano.
El antihéroe puede se aberrado, insultado e incluso repudiado, pero, sin duda, es el mejor de ambos, y, muy probablemente, el más recordado de los dos. Ya que gracias al villano, existe el superhéroe. Sin ellos, no significaría nada la vida de éste. Pensémoslo de esta manera, el héroe solo se encarga de resolver un problema, cual autómata idiota, con exceso de esteroides. El villano, en cambio, piensa fríamente un plan maestro, con todos los detalles anticipados y varios planes de emergencia. Aunque no se cumpla, el villano no deja de ser más inteligente y pensante que el bobalicón que anda sonriendo por la vida y mostrándose en un traje con la ropa interior por fuera.
El villano se encarga de pensar las mil y una variantes, y el imbécil con las botas afeminadas, viene y los resuelve sin el uso de una mínima cantidad de materia gris, sino músculos. ¿De que sirve armar una hecatombe entonces? De nada, es por el solo placer del mal, que si resulta, además, traerá beneficios. En cambio, el superhéroe lo hace por deber a la justicia. Nosotros nos divertimos, ellos solos tienen la obligación. Hay una diferencia significativa.
¿Cuál es el mayor placer del héroe? Ser reconocido y decir alguna frase cursi “Hoy nuestra ciudad puede dormir en paz, otra vez” egocentrismo puro. Alguien debería informarle al señor de los pezones salientes que los villanos SIEMPRE vuelven… y pueden atacar de noche, también. El mal nunca duerme.
El heroísmo pasó de moda hace tiempo, todo el mundo lo sabe. La vida real es de los villanos, que ganan en el ajetreo diario, aunque haya gente todavía que crea que el bien le gana al mal, y que Bob Esponja es gay. Llámenlos como deseen: cursis, demócratas, extremistas, drogados, pero existen. Y día a día parecen multiplicarse. Sin embargo, el lavado de cerebros no siempre triunfará. Algún día, los villanos tendremos el reconocimiento que merecemos. Probablemente cuando descubran que bien que la pasamos haciendo el mal.
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